La nueva Ley 17/2011 de seguridad alimentaria y nutrición, basándose en legislación europea, reconoce la importancia de la seguridad alimentaria como la detección y eliminación de riesgos físicos, químicos, y biológicos, desde un punto de vista preventivo.
Reúne iniciativas que han de contribuir a facilitar el control y conocimiento de las distintas actividades que forman parte del mundo de la alimentación, como los registros generales de alimentos y piensos, y también el establecimiento de un sistema de información como instrumento de coordinación e intercambio de datos entre entidades profesionales, investigadores y administraciones.
Establece una red española de laboratorios de control oficial de seguridad alimentaria e incluye la promoción de buenos hábitos alimentarios.
Como particularidad cita que los operadores responsables deben establecer las condiciones adecuadas para que en los procesos industriales alimentarios se minimice la producción de ácidos grasos “trans”. Ácidos que disminuyen la concentración de lipoproteínas de alta densidad y aumenta las lipoproteínas de baja densidad alterando los niveles de colesterol.
Deja sin vigor los reales decretos 50/1993 y 1397/1995 sobre control oficial de productos alimenticios.
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